Sharenting los riesgos de exponer a nuestros hijos en la red

¿QUÉ ES EL SHARENTING?
Según una encuesta realizada por la firma de seguridad informática AVG en varios países, el 81% de los niños tiene presencia en internet antes de cumplir los seis meses. Mientras que un estudio elaborado por la compañía Nominet, revela que los padres publican una media de 200 fotografías anuales de sus hijos. Esto quiere decir que cuando esos niños cumplan diez años, circularán más de 2000 imágenes de cada uno de ellos por la red.
Hasta ahora no ha existido una generación de niños con una infancia tan expuesta. Las redes sociales nos han facilitado la oportunidad de mostrar al mundo lo orgullosos que nos sentimos de nuestros hijos: lo guapos que son, las buenas notas que sacan en el colegio, lo bien que se portan en casa...
En este contexto, se ha puesto de moda el sharenting, un anglicismo compuesto de dos palabras: share (compartir) y parenting (paternidad).
Como el propio término indica, consiste en documentar la infancia de nuestros hijos en internet compartiendo imágenes y todo tipo de información sobre ellos. Pero esta práctica, que actualmente está tan extendida y totalmente normalizada, entraña en realidad una serie de riesgos y consecuencias psicológicas graves para los menores.
• REDES DE PEDOFILIA
Entre los peligros del sharenting, podemos destacar las redes de pedofilia. Según un estudio de la Universidad Oberta de Catalunya realizado en 2023, el 72% del material incautado a pederastas son imágenes cotidianas de menores no sexualizadas, provenientes de álbumes familiares y fuentes comerciales. La llegada de internet ha facilitado mucho el trabajo a los depredadores sexuales infantiles, que ya no necesitan esconderse detrás de un árbol en el parque para fotografiar a los niños. Todo el material que necesitan lo encuentran actualmente en las redes sociales de los propios padres.
• GROOMING O ENGAÑO PEDERASTA
La publicación de contenido sobre menores en internet aumenta el riesgo de que estos sean objeto de acosadores y pederastas, como sucede con el grooming. Esta es una práctica en la cual un adulto trata de ganarse la confianza de un menor con la intención de abusar sexualmente de él. El adulto contacta con la víctima mediante juegos online o por redes sociales y cada vez va obteniendo más datos personales e información privada del menor, que después utiliza para chantajearlo con el fin de obtener imágenes o actos de índole sexual.
A través de este método han llegado a realizar incluso secuestros, como sucedió en 2023 cuando la Policía Nacional detuvo a un pederasta, que consiguió que una menor de catorce se escapase de casa.
• HUELLA DIGITAL
Cuando compartimos imágenes e información privada de nuestros hijos en las redes, estamos creando una huella digital imborrable. Esto es algo que en un futuro les podría perjudicar, incluso a la hora de optar por un empleo, pues cada vez son más las empresas que investigan la reputación online de los candidatos a un puesto de trabajo.
• CIBERBULLYING
El ciberbullying es actualmente la mayor causa de suicidio en menores. Tiene lugar cuando un niño o adolescente es acosado, avergonzado o amenazado por otros a través de internet. Y puede pasar porque las imágenes o la información compartidas por los padres en las redes sociales, resultan humillantes para el menor y se convierten en objeto de burla. Según un estudio de la Universidad de Michigan, el 56% de los padres publican fotografías de sus hijos que podrían resultarles vergonzosas.
• FOTOS RETOCADAS CON INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La inteligencia artificial mal utilizada, puede hacer mucho daño. Prueba de ello es lo sucedido en Almendralejo, donde al menos una veintena de madres denunciaron la publicación y la difusión de falsos desnudos de sus hijas: las caras de las víctimas (de entre doce y diecisiete años) aparecían sobre cuerpos que no eran los suyos. Y este, desgraciadamente, no es el único caso. Uno de los peligros de la I.A es que no requiere de grandes conocimientos en photoshop. Hay aplicaciones que consiguen una edición tan perfecta, que parecen fotos reales.
• GEOLOCALIZACIÓN
Las fotos y vídeos que publicamos en redes, contienen datos de localización que permiten saber dónde están nuestros hijos e hijas en todo momento, lo que supone un verdadero peligro para ellos.
• CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS
Cada vez hay más profesionales de la salud mental, que advierten sobre los daños psicológicos de la sobreexposición infantil. De hecho, ya están empezando a aparecer las primeras víctimas de sharenting (tanto en España como en otros países) y en sus testimonios hablan de depresión, ansiedad y trauma de traición, derivados de una exposición pública y continuada en el tiempo.
En 2016, una joven austríaca de dieciocho años denunció a sus padres por publicar en Facebook fotografías que fueron tomadas durante su infancia. En total fueron más de quinientas imágenes, y en algunas de ellas aparecía sentada en el váter o en el baño semidesnuda.
Antes de denunciar, la joven trató de convencer a sus padres para que retirasen las fotos, pero estos se negaron.
Esta noticia nos lleva a una reflexión más profunda, y es la siguiente: ¿nos encontraremos en un futuro con toda una generación de padres demandados por sus propios hijos? Espero que no, pero podría llegar a suceder si el Sharenting no se regula pronto.
LOS DERECHOS DE LOS MENORES
Actualmente hay cientos de menores en las redes sociales, con sus vidas expuestas para el consumo de extraños. Esta moda se ha convertido incluso en un negocio millonario, pues muchos niños influencers protagonizan a diario vídeos monetizados y campañas publicitarias. Sin embargo, al contrario de lo que sucede con los niños actores y actrices, en las redes sociales no existe ninguna regulación que vele por los derechos de los menores que trabajan en ellas.
Los únicos beneficiarios del dinero que ganan esos niños, son los padres y las marcas comerciales. Además, el contenido que realizan no pasa por ningún filtro ni control de calidad.
Según la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor 1/1996 (LOPJM) artículo 4.1, los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. No es la primera vez que el Ministerio Fiscal actúa de oficio, cuando estos derechos son vulnerados en televisión. Pero por algún motivo que desconocemos, las redes sociales son aún “la Ciudad sin Ley”.
Francia se convirtió en 2023 en el primer país en aprobar un Proyecto de Ley, que protege a los menores de la sobreexposición en la red. Inspirándose en la legislación francesa, Italia lanzó una propuesta de Ley en marzo de 2024. Recientemente, los estados de California e Illinois determinaron que los niños influencers deberán percibir un porcentaje del dinero generado con su trabajo en las redes sociales. Y en España, el Ministerio de Juventud e Infancia publicó en Diciembre de 2024 un informe para la protección al menor en el entorno digital, donde figura por primera vez el sharenting entre las prioridades a regular. Esto supone un gran avance, pues ya no se puede seguir negando que la exhibición pública y continuada perjudica seriamente a los menores. Pero el problema del sharenting va más allá de los padres.
SHARENTING EN LAS AULAS
La Autoridad Catalana de Protección de Datos, realizó en 2020 un estudio en 224 centros educativos. Se desveló que más de la mitad publicaban de forma habitual, tanto en redes sociales públicas como en la web del centro, un gran número de fotografías y vídeos de los alumnos en los que estos eran claramente reconocibles. Este es el principal motivo por el que muchos padres se niegan a ceder los derechos de imagen de sus hijos, ante el miedo de que las fotos acaben en manos de cualquier desconocido.
Cabe destacar, que no existe ningún motivo pedagógico o educativo que justifique la exposición de menores en internet. Aún así, muchas escuelas utilizan a los alumnos como reclamo en las redes, llegando a excluir de ciertas actividades a los menores que no pueden ser expuestos. Ni siquiera ofrecen otra alternativa, como por ejemplo el pixelado, o colgar esas imágenes en una web privada con clave de acceso para los padres.
La educación es un derecho y las actividades forman parte del programa educativo. Por tanto, negar a un alumno su participación en una actividad, es negarle un derecho fundamental. Algo totalmente inadmisible y discriminatorio, que nada tiene que ver con la educación inclusiva que todas las escuelas deberían fomentar.
CONCLUSIÓN
La falta de regulación sobre el contenido en internet, está propiciando que se cometan abusos contra los menores. No sólo se viola su derecho a la intimidad, sino que a menudo son expuestos en situaciones vulnerables y muchos de ellos están siendo utilizados con fines lucrativos para los adultos.
Cada día, las redes sociales nos bombardean con imágenes de niños enfermos, en el hospital, en el colegio, con rabietas, protagonizando campañas publicitarias...
Hay niñas hipersexualizadas bailando o realizando vídeos de maquillaje, que reciben cientos de comentarios inapropiados de hombres adultos, sin que nadie haga nada al respecto.
La infancia es un asunto de todos y hasta que no se consiga una regulación efectiva, es obligación de los adultos velar por el bienestar de los menores. Padres, educadores, asociaciones de protección al menor, gobiernos, plataformas de contenido audiovisual, usuarios de internet...Todos somos responsables de proteger a los menores de los peligros de internet, así como de procurar que sus derechos fundamentales sean respetados. Entre todos podemos cuidar de la infancia.